ANÁLISIS INTERNO DEL ACTO HUMANO COMPLETO



Los actos humanos constituyen el objeto material de la ética.

No. Orden Potencia Denominación Traducción popular

1 Entendimiento Simple aprehensión Se me ocurre tal cosa

2 Intención Voluntad Simple volición Me gustaría hacerla.

3 del Entendimiento Juicio de posibilidad Puedo hacerla y me

fin y de conveniencia. conviene.

4 Voluntad Intención eficaz Quiero hacerla.

5 Entendimiento Deliberación o Tengo tales medios

Elección consejo para ello.

6 de Voluntad Consentimiento Me parecen todos

los buenos.

7 medios Entendimiento Último juicio Este es el mejor.

práctico

8 Voluntad Elección libre. Pues elijo éste.

9 Entendimiento Imperio de la razón ¡Hazla!

Ejecución práctica.

10 del Voluntad Uso activo. Allá voy.

11 acto Potencias Uso pasivo. La hago.

Ejecutivas

12 Voluntad Fruición Me gozo en la

acción.

IMPEDIMENTOS DEL ACTO HUMANO.-

Con este nombre se designan las causas que modifican de alguna manera el acto humano en cuanto a su voluntad y libertad. Algunas de esas causas afectan al elemento cognoscitivo del acto humano; otras, al volitivo, y otras, finalmente, al ejecutivo. Y unas le afectan próximamente y otras remotamente.

He aquí en esquema el camino que vamos a recorrer:

Ignorancia

Del elemento cognoscitivo Inadvertencia, error

Olvido.

Concupiscencia.

Próximos Del elemento volitivo Miedo

Pasiones

Hábitos y costumbres

Del elemento ejecutivo. Violencia

IMPEDIMENTOS

DEL ACTO

HUMANO Temperamento y carácter

Naturales Edad y sexo.

Herencia.

Remotos Neurastenia

Patológicos Histeria

Epilepsia

Psicastenia

Sociológicos Educación

Ambiente social.

La ignorancia.- es la carencia habitual de ciencia en un sujeto capaz, es la ausencia de un conocimiento que se podría y debería tener.

La inadvertencia, el error y el olvido.- equivalen a una ignorancia actual o habitual.

La concupiscencia.- es la inclinación o tendencia del apetito sensitivo hacia un bien deleitable.(Ejemplo: la impureza o embriaguez).

El miedo.- es la ansiedad mental ante un mal presente o futuro que nos amenaza. A veces se produce también cuando ese mal amenaza a nuestros familiares o amigos muy íntimos, a quienes consideramos como otro yo.

Las pasiones.- se entiende por pasión el movimiento del apetito sensitivo nacido de la aprehensión del bien o del mal sensible con cierta conmoción refleja más o menos intensa en el organismo.

El hábito y la costumbre.- el hábito es una inclinación firme y constante a proceder de una determinada forma, nacida de la frecuente repetición de actos. La costumbre no es otra cosa que la misma repetición de actos.

La violencia.- es la fuerza física o moral ejercida sobre una persona para obligarla a alguna cosa contra su voluntad.

El temperamento y el carácter.- se entiende por temperamento el conjunto de inclinaciones íntimas que brotan de la constitución fisiológica de una persona. El carácter es la resultante habitual de las múltiples influencias físicas, psíquicas y ambientales que contribuyen a formar la personalidad moral del hombre.

La edad y el sexo.- sin esfuerzo se comprende el influjo profundo que ejercerán en el acto humano la edad y el sexo de una persona. Es diferentísima la psicología del niño, del adolescente, del joven, del hombre maduro y del anciano. Y lo es también, en múltiples y complicados aspectos, la del hombre y la mujer. Conviene tener en cuenta las principales fases de la vida del hombre que ejercen honda influencia en su conducta humana:

a.- La infancia. Por lo general, los años de la infancia (1 a 6 años) son del todo premorales. El niño no tiene uso de razón y obra por motivos instintivos, utilitaristas y egoístas, sin responsabilidad moral alguna.

b.- La niñez (6-7 a 11-12 años). Es difícil precisar a qué edad comienza el uso de razón. Autores hay que dicen que el niño no es apto para realizar un acto moral perfecto hasta los diez u once años; pero esta norma, aplicada indistintamente a todos los países, temperamentos y ambientes, nos parece inaceptable. La vida moral de estos niños es muy indecisa y vacilante; se dejan llevar generalmente de las impresiones del momento, sin mirar hacia el pasado o el futuro. Es la época en que hay que intensificar, con delicadeza y tacto, la siembra de buenas semillas en una tierra virgen que puede llegar a producir el ciento por uno o malograrse quizá para siempre.

c.- La adolescencia (12-16 años). En esta época se produce una gran crisis fisio-psicológica en la personalidad del niño, que repercutirá hondamente en su conducta moral y religiosa. Despiertan sus pasiones, se enriquece su vida afectiva, experimenta movimientos de insubordinación y rebeldía contra todo lo que suponga obstáculo a su propia libertad e independencia. Del cuidado y tino en saber encauzar esas tendencias dependerá, en parte grandísima, la conducta moral de toda la vida posterior. Gran responsabilidad de los educadores: padres y maestros.

d.- La juventud (16 a 25-30 años). Es la época de las grandes pasiones, por un lado, y de los grandes ideales, por otro. La personalidad humana se va plasmando cada vez más acentuadamente hasta adquirir la moral definitiva que, por lo general, perdurará toda la vida.

e.- La virilidad (30 a 60-65 años) es la época en que la vida moral del hombre alcanza su máxima intensidad y madurez. El hombre alcanza la plena responsabilidad de sus actos, superada ya la precipitación irreflexiva de la juventud y enriquecido su acervo psicológico con las enseñanzas insustituibles que le va proporcionando la experiencia diaria en torno a la conducta propia y ajena.

f.- La vejez (65 años en adelante) se caracteriza por una mayor gravedad y ponderación moral, nacida de la larga experiencia, que con frecuencia es contrarrestada por cierto reverdecer de los defectos de la infancia: egoísmo, avaricia, caprichos, suspicacia, etc. En la senectud muy avanzada, la responsabilidad moral va disminuyendo progresiva y paralelamente a las facultades mentales del anciano.

El sexo influye también mucho en la vida moral. El hombre se gobierna mejor por los principios intelectuales que por los impulsos afectivos, al revés de la mujer. El egoísmo, la ambición, la sensualidad, el orgullo, la obstinación en el error, etc., son defectos típicamente masculinos, a diferencia de la debilidad de carácter, variedad, inconstancia, sugestionabilidad, etc., que prenden fácilmente en el corazón femenino. En descargo de los hombres hay que poner su mayor tenacidad y constancia en las grandes empresas, que suponen esfuerzo y heroísmo sobrehumanos (ejemplo: la guerra), mientras que el sacrificio callado y el espíritu cotidiano de abnegación (ejemplo: la educación de los hijos) brillan ante todo en la mujer.

La herencia.- Se ha exagerado mucho por algunos psiquiatras y criminalistas la influencia de las tendencias hereditarias en la conducta moral del hombre. Sin negar del todo la huella ancestral que pueda descubrirse en ciertas propensiones naturales a la cólera, sensualidad, robo, embriaguez, suicidio, etc., lo mismo que para una conducta morigerada y honesta, es preciso concluir que estos elementos hereditarios repercuten en el acto moral tan sólo de una manera remota, parcial o incompleta, ya que, salvo anormalidades de tipo patológico, no comprometen la libertad substancial con que se realiza, aunque puedan disminuirla o debilitarla un poco.

La neurastenia.- es un estado patológico que consiste en la fatiga y depresión habitual del sistema nervioso por causas orgánicas o psíquicas, o por ambas a la vez.

La histeria.- es una perturbación nerviosa caracterizada por una excitación y desorden del sistema nervioso que produce un gran desequilibrio en la sensibilidad y psiquismo del paciente.

La epilepsia.- es una alteración del sistema nervioso mucho más grave que la histérica. Durante la crisis aguda (coma epiléptico) desaparece en absoluto la responsabilidad moral, puesto que el paciente pierde por completo el control y dominio de sí mismo. En los períodos de calma subsiste, en general, la libertad y responsabilidad de los actos, aunque algo perturbada y disminuida, sobre todo si las crisis son frecuentes. Estos pobres enfermos han de ser tratados con gran benignidad, apartando de ellos todo motivo de perturbación de su destrozado sistema nervioso.

La Psicastenia.- con este nombre genérico se denominan una serie de perturbaciones psíquicas de índole nerviosa que no alcanzan la virulencia de las que acabamos de citar. Tales son las ideas fijas y obsesionantes, los impulsos obsesivos (al suicidio, la blasfemia, etc.), las fobias y manías (contra la luz, el polvo, el agua, la soledad, etc.), la abulia o falta de voluntad, los tics nerviosos (muecas, gestos inconscientes, etc.), la ciclotimia o tránsito brusco del estado de excitación al de depresión psíquica, etc.

Aparte de los impedimentos u obstáculos del acto humano perfecto procedentes de las causas naturales o patológicas que acabamos de recordar, no cabe duda que ejercen gran influjo sobre él otros muchos factores procedentes del ambiente social en que se desenvuelve la vida de un hombre.

Entre ellos destacan por su singular importancia la educación recibida en el seno del hogar y en la escuela o universidad; el ambiente que se respira en el propio taller, oficina, comercio, cuartel, etc.; las lecturas, los espectáculos, las amistades, las conversaciones, los vaivenes de la política, las perturbaciones sociales (huelgas, movimientos revolucionarios, etc.) las guerras y conflictos internacionales, la inmoralidad profesional, los malos ejemplos, las injusticias y atropellos, etc. Todo esto va dejando su huella en la psicología humana, sobre todo en la época juvenil, ejerciendo una influencia a veces decisiva en la formación de la propia personalidad moral.

ANÁLISIS DEL ACTO HUMANO.-

De lo dicho podemos inferir que para la realización de un acto humano, se requieren los siguientes elementos:

El hombre, es decir,

a.) Un sujeto------- alguien que actúa con

libertad y conciencia.

Desde este punto de vista, al

hombre se le llama:

Sujeto actuante

Frente a un sujeto siempre

Elementos del acto humano hay un objeto, (pues son

términos correlativos).

Un bien, o sea,

b.) Un objeto----- aquello que el hombre

elige consciente y

libremente.

El objeto es un bien

Aclaremos un poco:

Recordemos que todo ser, por el hecho de existir, es un bien desde un punto de vista ontológico. El mal ontológico sería el no - ser, la nada.

Es evidente que el hombre no puede elegir entre el ser y el no ser. Siempre que se elige, se elige algo, es decir, se elige algún ser y por lo tanto, se elige un bien.

Pero...

No es lo mismo elegir un bien que elegir bien.

Por ejemplo:

Un hombre que gana el salario mínimo y tiene 5 hijos, decide comprar un automóvil en lugar de comprar útiles escolares y ropa para sus hijos. Naturalmente eligió un bien, pues el auto es un ser y por lo tanto un bien. Sin embargo, no eligió bien pues debió atender sus necesidades más importantes. Resumiendo:

En todo acto humano el hombre es el sujeto actuante, y el objeto del acto es un bien. Por lo tanto, en todo acto humano siempre se elige un bien, pero puede no elegirse bien.

fuente: http://html.rincondelvago.com/etica_19.html

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Hola mi Nombre es Yenny soy Estudiante de Administracion de Empresas este es un Blog sobre Etica,Espero les Sea de Ayuda en sus Investigaciones Gracias.

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